Habia una vez un chico al que todas las mañanas su mamá le llevaba un yogurt de frutillas. Esto sucedió mucho tiempo, hasta que un día en el supermercado no habia yogurt de frutillas, entonces su mamá compró un yogurt natural y una linda bandeja de frutillas frescas, las trituró y las mezcló. El chico al probarlo le dijo: "no me gusta, no es tan rico este yogurt de frutillas".
Aquí va la explicación:
Muchas veces nos acostumbramos a las escencias, gustos fuertes y placeres intensos; pero en realidad, "la realidad" no es tan dulce ni tan sabrosa como esas escencias artificiales y entonces lo natural nos resulta desabrido e insulso.
Ni la alegría ni la felicidad se esconden en botellas ni en cajas de lindos colores, sepamos encontrarlas dentro de nosotros y en nuestro entorno; porque allí estarán cuando ya queden vacias todas las botellas y abiertos todos los regalos.
Feliz año para todos ...